
Las víctimas de los abusos de Fernando Karadima, James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, se refirieron a la figura del Papa Francisco, quien falleció la madrugada del lunes producto de un derrame cerebral.
Hamilton, por un lado, señaló a El Mercurio que sentía una “gran pena por la muerte de Francisco, fue un adversario, un amigo, y como San Pedro Damián, finalmente intervino el clericalismo en la Iglesia contra el abuso de menores y adolescentes. Sin duda, una luz al final del túnel. Descansa en paz”.
En tanto, Cruz señaló a Radio ADN que el deceso del sumo pontífice era “un poco como el cuento de lázaro, que te resucita, que te sacó adelante”.
Además, recordó el viaje que hicieron los tres a Roma en 2018, para reunirse con el argentino. “Para mí fue muy sanador, para los otros también. Después me emocionó mucho pensar que iba a conocer un papa y le iba a contar esta historia terrorífica, pero jamás pensé que íbamos a ser amigos, que íbamos a hablar por teléfono, pasamos cumpleaños. Fui a pasar la Navidad con él. Fue precioso, él estaba súper ocupado, pero sí fui a la misa con él, abrió el año santo. Al día siguiente me invitó a almorzar. Para mí es un privilegio enorme”, contó.
Consultado por las declaraciones del Papa Francisco defendiendo a Juan Barros en su visita a Chile, Juan Carlos Cruz reconoció que “me dolió mucho, no puedo decir que no. Pero la grandeza del Papa Francisco es que, como ningún papa, pidió perdón, y sinceramente. No era como estábamos acostumbrados de un perdón, un regalito de un rosario y sigue adelante“.
Además, destacó que ““llamó al abuso crimen, como corresponde, al abuso sexual, al abuso de conciencia, de poder (…) aunque falta muchísimo por hacer por el tema de abuso, y no puede ser que víctimas de abuso anden mendigando justicia, el papa dejó un camino a seguir, y ojalá lo sigamos y con mucho más énfasis”.
A raíz del cambio que generó el fallecido sumo pontífice, hizo un llamado a la Iglesia a no retroceder en el camino que trazó. “A él no le daba miedo tomar riegos. Yo le pedí si podía hablar contra la criminalización de la homosexualidad, y él habló. Ese podría ser un riesgo. A él le daba lo mismo, cree en la humanidad, en el respeto a cada persona, y no le daba miedo enfrentarse, sean las consecuencias que sean”, dijo.
Por último, Juan Andrés Murillo, otra de las víctimas de Karadima sostuvo en 24 Horas que el Papa Francisco representó “una especie de lucha de dos culturas que hay dentro de la Iglesia: una que busca reformar, que busca proteger los derechos de la niñez, busca nombrar las cosas por su nombre; y otra cultura, que sigue presente, que es la del encubrimiento, la del abuso de poder, el abuso de conciencia y el abuso sexual, tal como el mismo papa lo nombró. Creo que el mayor sello del papa es haber abierto esta confrontación entre las culturas dentro de la Iglesia”.
“Mi gran temor es que esa fuerza que tuvo en algún momento el papa, y que no continuó y que no se concretó en cambios estructurales, como debió haber sido, hoy día retrocedan y vuelvan el músculo a su lugar de origen. Ese músculo de encubrimientos, de conservadurismo, en el sentido de que buscan conservar el poder solo para quedarse”, aseveró.