Secciones
Entretención

La maravillosa neurosis de Bella Freud

Bisnieta de Sigmund Freud e hija del pintor Lucian Freud, esta diseñadora y estrella de la moda destacó en los años 80 como asistente de Vivienne Westwood. Hoy, su podcast Fashion Neurosis es uno de los más influyentes del Reino Unido, reconocido tanto por su voz única como por invitados como Courteney Cox, Cate Blanchett, Eric Cantona, Nick Cave y Kate Moss.

El poder de la famosa diseñadora inglesa Bella Freud radica en las palabras.

“El lenguaje es la cosa más importante, más influyente y más hermosa que existe. Es un mensajero. Eso lo es todo para mí”, contó en una entrevista con los especialistas en grabados King&McGun.

También ha dicho:

“Siempre estoy buscando palabras, siempre estoy escuchando para encontrarlas. Llevo mi cuaderno a todas partes y si oigo alguna intento dibujarla de inmediato. Las dibujo rápidamente porque si las escribo desaparecen. En cambio, al dibujarlas la idea viaja desde mi brazo a la página”.

Es precisamente en ese viaje que las palabras de Bella Freud cobran una nueva dimensión, una nueva interpretación. Y se vuelven moda, arte… o, como sucede con su último empeño, en una reinvención del psicoanálisis, la terapia que su bisabuelo Sigmund patentó entre finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Bella reconoce que no ha leído mucho la obra de su célebre antepasado, apenas unos cómics sobre él.

Pero si uno escucha o mira su podcast/video, Fashion Neurosis, es imposible no ver el guiño.

Se estrenó en octubre de 2024 en las principales plataformas de audio y en YouTube y rápidamente se posicionó entre los más escuchados/vistos en Reino Unido y Estados Unidos en el segmento de moda y belleza.

Todos los capítulos empiezan igual: se oye el tic-tac de un reloj, suena un timbre, la aterciopelada voz de Bella llama a entrar y el invitado se acuesta en un diván color marfil.

Una cámara instalada en el techo no le quita los ojos de encima y, sin embargo, reina la intimidad.

La primera pregunta también es (casi) siempre la misma: “Cuéntanos qué llevas puesto hoy y por qué lo elegiste”.

Puede parecer una interrogante simple, mundana incluso, pero lo que Bella consigue sentada en la cabecera, invisible al entrevistado/paciente, es extraordinario.

Las prendas son una excusa, el puntapié inicial. En cuanto comienzan a describirlas, los invitados no solo comparten su estilo y su personalidad; también rememoran historias de su pasado, anécdotas de su vida, y dan rienda suelta a sus miedos y esperanzas.


“Mucha gente dice que la moda es superficial, pero lo que te pones es vital, es el lente a través del cual examinamos nuestra vida interior, nuestras relaciones y a la sociedad”, ha explicado Bella.

“Con el podcast quiero llegar al fondo de cómo nuestro estado mental se refleja en lo que usamos… Y quiero que quienes hablen revelen más sobre ellos de lo que suelen revelar en otras entrevistas… Que sea una conexión entre moda e identidad, pero que además sea divertido”, dice.

Los “pacientes” son un lujo. El primero fue el diseñador estadounidense Rick Owens, conocido por sus diseños excéntricos y la rebeldía que incorpora a sus creaciones.

Luego se han tendido en el diván figuras de distintos ámbitos, entre ellas, las actrices Courteney Cox, Cate Blanchett y Julianne Moore, la leyenda del fútbol Eric Cantona, el músico Nick Cave, y Kate Moss, a quien Bella ha descrito como la modelo más extraordinaria del mundo.

El nombre completo de Bella es Isobel Lucia Freud y nació en 1961. Estuvo casada 16 años con el periodista británico James Fox -coautor de Life, las memorias del guitarrista de los Rolling Stones Keith Richards-, con quien tuvo un hijo, Jimmy.



Sigmund no es el único personaje ilustre de su notable familia.

El clan Freud también incluye a su padre, Lucian, uno de los pintores más talentosos de su generación, y a su hermana Esther, autora de Hideous Kinky, una novela autobiográfica que describe la bohemia infancia de ambas en Marruecos junto a su madre, Bernardine Coverley.

El libro fue adaptado al cine en 1998 con Kate Winslet de protagonista. En español se llamó El viaje de Julia.

Fue precisamente en Marrakech donde Bella tuvo su primera revelación estilística, cuando tenía 10 años y compró una camisa de hombre en la ropa usada.

Las mangas eran demasiado largas y decidió cortarlas con unas tijeras de cocina.

“De niña, muchas veces me sentía incómoda conmigo misma, pero me puse esa camisa, me miré al espejo y me sentí poderosa. Fue un momento muy especial para mí”, confiesa.

Años más tarde, viendo la película Viva María, del director francés Louis Malle, esa imagen volvió a cobrar fuerza en ella: en una escena Brigitte Bardot aparece vestida como un joven revolucionario con una polera con rayas blancas y azules y un gorro plano de tweed que cuando se saca descubre su mítica cabellera rubia.

Ella misma tenía el pelo largo, hasta la cintura, y se rebelaba contra la vida hippie, caótica, de su madre buscando orden y educación. Se lo cortó al regresar a Inglaterra en la adolescencia sin saber que ese trivial acto le cambiaría la vida.

Estando en un bar en Londres vio de lejos a la legendaria diseñadora y empresaria Vivienne Westwood, y venciendo la timidez que asegura tener se le acercó y le preguntó:

“¿Hay alguna posibilidad de que pueda trabajar contigo?”.

-¡Oh! Me gusta tu pelo -, le respondió Westwood, y la acogió a jornada parcial en su
famosa tienda Seditionaries.

“Por primera vez me sentí oída, respetada”, ha recordado Bella.

En la década de 1980 fue promovida a asistente de estudio y en la de 1990 lanzó su marca personal y fue nombrada talento emergente por revistas especializadas por sus trajes a cuadro con minifalda.

Más de 30 años después, Bella Freud es un verdadero referente, y sus creaciones, que mezclan la elegancia con un toque punk, la han posicionado como una de las diseñadoras más alabadas del rubro.

De hecho, muchos de quienes han sido invitados a participar en su podcast pertenecen al séquito de estrellas que la siguen, la quieren y la admiran.

El gusto, la sensación de confianza que tuvo frente al espejo en Marruecos vistiéndose de niño, nunca la abandonó. Entre sus prendas más aclamadas están de hecho los trajes para mujeres y las blusas con pañuelos/corbatas. Ella misma los usa a menudo. Son parte de su estilo personal.

También ha incursionado con éxito en las serigrafías y la industria audiovisual.

Bella dice que no recuerda ni una sola escena de su padre y su madre juntos. Se separaron cuando ella y Esther eran muy pequeñas.

Lo cuenta en Sunday Stories, una especie de memoria fragmentada de su vida que publica en su sitio web.

La mayor parte de su relación con Lucian se desarrolló en los restaurantes y bares en los que compartía con otros grandes artistas de su generación, como Francis Bacon y Frank Auerbach.

“Mi padre es el hombre más estimulante que haya conocido… La persona con quien más me gustaba estar… Y era brillante con el lenguaje”, describe.

Bella es generosa con los relatos que comparte:

“Ser su hija me marcó. Sabía que tenía que reconocer mis orígenes y luego trascenderlos. Era muy consciente de que él era artista y no quería seguir su mismo camino”.

Por eso optó por las palabras.

Aunque no hablaban nunca, o muy poco, de Sigmund, de alguna manera siempre ha estado presente.

Uno de los primeros diseños de Bella fue una línea de sweaters con la palabra Psicoanálisis, que años después usó para bautizar una fragancia y un perfume hecho de esencias de flor de tabaco, madera de cedro, ámbar y almizcle.

Otros vocablos o frases siguieron: Love is the Dog, The Last Poets, Wild Horses, The Prettiest Star, The Glory of Love, Cult of Angels.

“No quiero normas o slogans, quiero palabras que evoquen, que destilen un sentimiento y que quien las lleve se pueda apropiar de ellas. Me gustan las palabras de las portadas de discos y las de las marchas de protestas suelen ser muy buenas”, dice.

“Con Ginsberg is God -una de las más populares- pensaba vagamente en Allen Ginsberg, pero también en la atmósfera de los poetas beat, en cómo manipulaban el lenguaje”, precisa.

Curiosamente, sin embargo, su primer diseño viral, y uno de los más emblemáticos hasta el día de hoy, no fue una palabra, sino un número: 1970.

La idea de incorporarlo a sus prendas surgió cuando ojeaba un libro y su vista se detuvo con curiosidad en el dígito impreso en una de sus páginas. Pero la fuente era muy pequeña, así que lo amplió en una fotocopiadora. Hasta que se convirtió en la imagen que buscaba.

“Mientras miraba las ampliaciones, recordé algo que había leído sobre Coco Chanel, que decía que un collar de perlas podía realmente iluminar el rostro de una mujer… Pensé entonces en agregarle una línea blanca”, recuerda.

No sabe bien por qué ese número la sedujo: “Quizás porque fue la década en que me empecé a interesar por el mundo y por la moda, cuando comencé a entender cómo puedes usarla para parecer segura de ti misma”.

Si en Fashion Neurosis, Bella cambiara de lugar y se recostara en el diván, probablemente
diría cosas como estas:

· “Si hubiera tenido un cuerpo perfecto, no habría sido diseñadora”.
· “Mis inseguridades y dudas fueron las que me impulsaron hacia la ropa, como una forma de neutralizar mi insatisfacción y frustración con mi apariencia”.
· “Me miraba en el espejo y veía partes de un cuerpo, no una persona. Cuando me vestía intentaba esconder lo que percibía como mis proporciones fallidas”.
· “Una prenda realmente puede ayudar a agilizar la mente y relajar el cuerpo… Y una vestimenta equivocada nos puede hacer sentir inadecuados. Puede ser una verdadera pesadilla… Me obsesiona saber por qué y cómo arreglarlo”.
· “Yo escucho a través de la ropa. Cuando voy en el Metro, mis ojos son los que oyen, miro cómo va vestida la gente, qué está diciendo… La ropa saca lo que está adentro”.

La tienda de Bella Freud está en una calle de bajo perfil en Marylebone, uno de los barrios más exclusivos de Londres.

Desde lejos se ve el logo, simple y completamente coherente con lo que hay en el interior del local.

Lo creó Lucian.

“Le pedí a mi padre si podía escribir mi nombre para usarlo en mi marca. Tenía una gran caligrafía… Me encanta tenerlo como firma, y que él siga sutilmente involucrado en todo lo que hago”, cuenta.

Al entrar es evidente que Bella ha creado un mundo propio y que tienen razón los que dicen que “hay en su ropa una fluidez, una versatilidad y una naturalidad que hacen que no domine a quien la use, sino que los hace brillar”.

Todo está ahí: las prendas de punto de lujo, los sweaters con palabras, la exquisita sastrería y los accesorios.

Desde 2012, no se dedica solo a la ropa. También crea velas con olor y fragancias para la casa, cojines, frazadas, alfombras, jarrones, platos, tazones, litografías. Diseña para hombres y mujeres. No es barato lo que vende, aunque lleva un tiempo ofreciendo poleras, calcetines y otros artículos más accesibles.

Me paseo mirando, tocando, admirando.

Las frases estampadas me hacen sonreír. Hay humor, ternura e inteligencia, pero sobre todo empoderamiento.

“Cuando tenía 12 o 13 años sentía mucha rabia. Quería ser como Juana de Arco pero con palabras. El lenguaje es lo único que tenemos para cambiar el mundo… Nos permite ser sinceros y crear vínculos”, recuerdo haber leído a Bella diciendo.

Cuando termino de recorrer la tienda y estoy por salir, echo una última mirada y veo en una camiseta blanca con letras rojas.

“We can be heroes”, dice.

Podemos, pienso. Y cierro la puerta.

En el diván de Bellarnrn“Siento informar que este podcast alcanzó su punto máximo. No puede haber nadie mejorrnque Cate Blanchett”, escribió un usuario en el canal de YouTube de Fashion Neurosis.rnLo que sigue es un aperitivo de la primera respuesta de la renombrada actriz y de otros dernlos invitados de Bella Freud:rnCate Blanchett:rn“Lo primero que me puse esta mañana fue mi traje de baño… Hace unos años fuimos conrnmi esposo al Círculo Polar Ártico y vimos esta imagen de gente rompiendo el hielo yrnsaltando adentro y nos pareció realmente romántica… Yo no soportaba el agua fría, perornahora me encanta… Creo que -además de cuando estoy en el escenario- es el únicornmomento del día en que me siento absolutamente presente, quizás porque el cuerpornentra en shock y escucho los pájaros, mi respiración, el agua, el tráfico a lo lejos, losrnárboles. Todo. Es algo que me fascina”.rnNick Cave:rn“Escogí la ropa porque es la que uso siempre. El traje, como sabes, es de Bella Freudrn(risas), que ha estado haciendo mis trajes diarios y los que uso en el escenario por años. Esrnlo que me pongo cada mañana… No me gusta que haya diferencias en las cosas, querncambien, así que tengo el mismo look todos los días, y me acomoda”.rnJulianne Moore:rn“Elegí mi vestimenta pensando en el contraste del vestido con el diván… Me gustan elrnnegro, el marfil, el gris. Son tonos que me calman. Los colores me desafían, a veces mernsobre estimulan… Tal vez por eso nunca me ha gustado tener el pelo rojo; preferiríarntenerlo oscuro. Obviamente me lo podría teñir, pero no lo hago. Y no sé por qué, aparterndel hecho de que me siento identificada con algo que no me gusta particularmente”.rnRick Owens:rn“Me vestí así porque acabo de cumplir 62 años y de alguna manera, aunque dentro de mírnsigue existiendo el extravagante joven de 19 años que fui, siento que tengo quernincorporar algo de dignidad… Pero siempre que salgo me pongo tacones, que son mirnforma de protesta contra los prejuicios… Frente a la oleada de criticismos que hay en elrnmundo virtual, quiero ser el tipo que promueve opciones a la estética estándar -quernrnpuede ser estrecha de mente y hasta cruel-, alguien que defiende una alternativa para losrnque no se sienten reflejados”.

De la Autora:

Carolina Robino Robino Zanghellini, chilena, periodista de la Universidad Católica, es desde 2017 la directora de BBC Mundo en Londres. Antes de eso, los últimos 15 años fue editora general y participó en distintos proyectos especiales de radio, video e internet en la propia BBC.

Inició su carrera en Chile en el diario La Época y ha sido por años columnistas de la Revista de Viajes de El
Mercurio. También ha sido reportera y editora de temas de actualidad política, educación, salud, cultura y arte en las revistas Hoy, Caras y Paula y en el diario español El Mundo. Entre otras cosas cubrió desde Caracas el primer golpe de estado realizado por Hugo Chávez en 1992 y la elección de Dmitry Medvedev como presidente de Rusia, el 2008.

Notas relacionadas






Arturo Fontaine: “Esa manera de querer, sin límite, desapareció”
Política
15:53

Arturo Fontaine: “Esa manera de querer, sin límite, desapareció”

Su novela “Y entonces Teresa”, basada en la vida de la escritora Teresa Wilms Montt, está ya en su segunda edición. En esta conversación, Fontaine aborda las inquietudes que lo llevaron a escribir de un escándalo ocurrido en el Chile de comienzos del siglo XX. Una época de la que -dice el autor- ya no quedan ni la sofisticación, ni la cultura, ni el modo de hablar, ni la forma de amar.

Jimena Villegas Berrios