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14 de Marzo de 2025

Era Trump: del logos al pensamiento mítico

En la era Trump, se multiplican los ejemplos de personas que, desafiando abiertamente toda evidencia científica, niegan el cambio climático, desacreditan la eficacia y seguridad de las vacunas e incluso reinterpretan conflictos internacionales, llegando al extremo de culpar a un país invadido (Ucrania) por su propia invasión. Estos ejemplos no constituyen casos aislados; representan preocupantes indicios de una narrativa común, que conlleva un retroceso en nuestra forma de razonar, una inquietante involución del logos hacia una renovada aparición del pensamiento mítico.

Donald Trump elecciones Estados Unidos X.
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Redacción

Claudio Araya

Profesor de la Escuela de Psicología UAI.

¡Perplejidad! Es la palabra que mejor describe la sensación que muchos tenemos al escuchar las declaraciones y observar las acciones en la era Trump. Más allá de la contingencia política, estamos presenciando un cambio profundo en nuestra manera de interpretar la realidad. Lo que hasta hace poco parecía cierto, hoy se ve cuestionado por narrativas que trastocan profundamente nuestro sentido común y la comprensión del mundo.

En la era Trump, se multiplican los ejemplos de personas que, desafiando abiertamente toda evidencia científica, niegan el cambio climático, desacreditan la eficacia y seguridad de las vacunas e incluso reinterpretan conflictos internacionales, llegando al extremo de culpar a un país invadido (Ucrania) por su propia invasión. Estos ejemplos no constituyen casos aislados; representan preocupantes indicios de una narrativa común, que conlleva un retroceso en nuestra forma de razonar, una inquietante involución del logos hacia una renovada aparición del pensamiento mítico.

Históricamente, uno de los mayores logros de la humanidad ha sido el paso del mito al logos: hace algunos siglos, pasamos de dar únicamente explicaciones divinas y sobrenaturales, a privilegiar explicaciones racionales, basadas en el sentido y la evidencia. Este fue el germen de la filosofía, y más tarde permitió que surgiera el pensamiento científico. Esta transformación fue decisiva en nuestro desarrollo cultural, impulsó la reflexión crítica y la contrastación constante con los hechos. Hoy, lamentablemente, esta lógica parece estar retrocediendo, al menos se está poniendo en cuestión en la era Trump.

Aunque el pensamiento mítico jamás ha desaparecido por completo, sí perdió su hegemonía como fuente de autoridad y verdad. Sin embargo, en la era Trump parecemos estar viviendo un retroceso del logos, el cual cede terreno a una lógica regresiva, fuertemente emocional y de un discurso simplificado.

Para ilustrar la regresión del logos al pensamiento mítico, consideremos tres características centrales del pensamiento mítico, en contraposición al logos, mostrando algunos ejemplos de cómo la era Trump parece abrazar cada una de estas características:

  1. El pensamiento mítico exalta la fe y los sentimientos, frente al esfuerzo racional por buscar la verdad: Un ejemplo de lo anterior es cómo Donald Trump en diversas ocasiones ha negado el cambio climático, dando explicaciones que contravienen toda la evidencia científica, por ejemplo, declaró: “El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos, con el objetivo de hacer que la fabricación estadounidense no sea competitiva” (Twitter, 6 de noviembre de 2012).
  2. Pensamiento cerrado, en contraposición al pensamiento abierto a la contrastación. En la era Trump se han planteado afirmaciones que se señalan como verdades, sin que necesariamente exista evidencia alguna que las respalde, y la refutación es tildada de incomprensión o simplemente no es considerada. Un ejemplo, entre muchos, es el de las declaraciones de Trump y Vance, que difundieron la afirmación falsa de que algunos inmigrantes en Springfield, Ohio, habrían robado los animales de sus vecinos para comérselos, afirmación que fue desmentida y de la cual nunca se presentó evidencia. (El País, 10 de septiembre 2024).
  3. Búsqueda constante de culpables y proclamación de salvadores, en vez de buscar comprender los procesos: En múltiples ocasiones Trump ha atacado a sus contrincantes políticos, y se ha proclamado a él como salvador, sin dar explicaciones sobre cómo hará los cambios que propone realizar, por ejemplo, Trump simplemente ha expresado: “Solo yo puedo arreglar esto” (Discurso de aceptación en la Convención Nacional Republicana, 21 de julio de 2016), apelando a una visión personalista y totalizadora del poder.

Los anteriores son solo algunos ejemplo específicos, que reflejan un tipo de pensamiento, un modo mítico que apela a lo emocional y ofrece respuestas simples y directas, perfectamente adaptadas a la dinámica actual de redes sociales, que privilegia el contenido fácilmente digerible y viralizable. Aquí reside su atractivo y también su peligro.

Si este diagnóstico es acertado, nos encontramos frente a una potencial decadencia cultural, que amenaza con llevarnos a un retroceso profundo en nuestra capacidad de pensar críticamente. Por fortuna, este fenómeno aún no se ha cristalizado.

Tenemos ante nosotros la urgente necesidad de entender qué está ocurriendo y comprometernos decididamente con el fomento del diálogo, la empatía y la compasión, acompañado por un análisis riguroso y una reflexión crítica constante. Este quizás sea nuestro desafío cultural más urgente: defender y fortalecer el logos frente al pensamiento mítico, por el futuro de nuestra convivencia democrática.

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